miércoles, 22 de marzo de 2017

¡NO PUEDO!

     Resulta increíble la cantidad de estudiantes que utilizan estas palabras en nuestras instituciones educativas ante el reto de realizar una actividad con un grado de exigencia​ que supere lo habitual. Basta con que el reto implique un poco de esfuerzo y sacrificio para que bloqueen su mente y se nieguen a realizar la misma.
    
    Sucede a menudo en mi clase de educación física, que los estudiantes se cierran ante la posibilidad de aprender una nueva habilidad deportiva que implique un poco de riesgo. Algo que veo con incredulidad y asombro es como los padres justifican a sus hijos, llegando al extremo de inventar enfermedades o exagerando ciertas condiciones médicas para que sus hijos no se vean en la obligación de enfrentar y superar el reto que se les presenta.

    Todo esto me lleva a preguntar, ¿Qué están formando en sus hijos? ¿Qué pasará con estos jóvenes cuando se enfrenten a la maravillosa vida del estudiante universitario? ¿Acaso tendrá que ir mamá o papá a la universidad a decirle al profesor que cambie la estrategia que utiliza para evaluar a su hijo? Quizás sea esta una de las razones por la que muchos de nuestros estudiantes con notas excelentes en educación media terminan saltando de carrera en carrera, inventando a sus padres la típica mentira de todo el que pasa por esta situación "Me tuve que cambiar porque un profesor la agarró conmigo".

    Cuantos estudiantes brillantes han fracasado en la universidad por carecer de carácter, voluntad, perseverancia, disciplina, porque nunca fueron formados para levantarse después de caer, después de chocar con la dura realidad de los estudios universitarios, de que ya mamá y papá no pueden ir a discutir la baja calificación que sacaron en la última evaluación.

     Napoleón solía decir que "La victoria pertenece al que más persevera"; Bolívar escribió que "El arte de vencer se aprende de las dificultades" y Benjamín Franklin afirmaba que "Aquello que duele instruye".

     Para culminar este artículo cito al maestro Antonio Pérez Esclarín: "La educación debe combatir esa cultura del mínimo esfuerzo, del dejar hacer y empezar a cultivar la exigencia, el vencimiento, el esfuerzo y la pasión por hacer las cosas cada vez mejor, en un clima alegre pero también marcado por el orden y una disciplina consensuados y cumplidos que permitan el aprendizaje, la superación y la formación de personas de carácter, capaces de superar su egoísmo y levantarse de su flojera y comodidad"

lunes, 13 de marzo de 2017

En este país los niños ya no juegan en la calle


     Comparto esta imagen en la que fui etiquetado hace poco por una amiga, la misma es de una comunidad, creo que de Italia, por el idioma en el que está escrito el letrero.  En ella se invita a los conductores a reducir la velocidad e ir despacio ya que en ese país "todavía los niños juegan en la calle", ella me trajo tantos recuerdos de mi niñez en la que jugar en la calle era parte del día a día de todos en la cuadra, parece que fue ayer cuando se formaban las caimanereas de pelotica de goma, chapitas, pelota de media, futbolito, los torneos de trompo y metras, las carreras en bicicletas, patines...
       
      Todavía se me notan las marcas de los raspones en las rodillas, que no me sanaban de lo seguido que me los hacía, las marcas del currican en el dedo de tanto jugar trompo,  hoy me rio al recordar al "viejo" de la cuadra que siempre nos quitaba las pelotas cuando caían para su casa, pero qué tristeza me da ver que ya no hay niños jugando en las calles, niños que no saben lo que es un pelota de medía o de goma, que nunca simularon  que un palo de escoba era su caballo, que nunca han bateado una chapita. Todas esas costumbres y tradiciones se perdieron hace ya un buen rato y fueron sustituidas por un play, una computadora, un DS, una tablet, entre otros costosos juguetes tecnológicos que solo parecen idiotizar a nuestros niños.

     Veo con preocupación la gran cantidad de estudiantes en mi clase de Educación Física que no saben lanzar, porque en su vida han lanzado una piedra que no saben atrapar , porque nunca han jugado béisbol con un palo y una pelota de medía, que no saben saltar porque nunca les ha tocado saltar un charco a media calle corriendo con su caballo de palo.

      Tristemente todo esto se traduce en niños cada día más sedentarios, futuros obesos, hipertensos, diabéticos, cardiópatas, con problemas visuales, niños poco competitivos, egoístas, individualistas, con problemas para socializar con las personas, niños que tendrán problemas para lidiar con las caídas y raspones de la vida.

domingo, 12 de marzo de 2017

Otro bachiburro



        Con muchas ideas en mente comparto con ustedes mi primer artículo a través de mi nuevo Blog "elprofeguz" En él utilizo una imagen que encontré en las redes sociales donde se hace referencia al mensaje escrito en la franela de un joven que se hace llamar bachiller con semejante "ERROR" ortográfico. 
     Quizás a muchos la misma les parezca un poco fuerte y hasta ofensiva, pero me sentí en la necesidad de compartirla ya que es una realidad que tiene que ver con todos nosotros debido a que no son solo los bachilleres de la república quienes escriben de esa manera, no son solo los egresados de las misiones. NO. Esto va mucho más allá de un título de pre o postgrado debido a que muchos profesionales, egresados de las mejores universidades del país, sean públicas o privadas, autónomas o experimentales, escriben "horrores" ortográficos de esta magnitud. Pero peor aún es cuando te das cuanta que EDUCADORES, "mis colegas por cierto", también comenten los mismos errores al escribir y  hablar. 
        La pregunta es ¿Con qué tiene que ver esta situación? ¿Será con el hecho de que vivimos en una sociedad que no Lee? ¿Será este el resultado de tanto castigo con lectura, creyendo nuestros padres que nos estaban haciendo un bien? Pues la verdad es que yo no recuerdo que el niño Jesús o San Nicolás me regalara un libro en navidad, tampoco recuerdo que algún familiar lo hiciera en algún cumpleaños, (ni siquiera una revista).  Colegas, amigos, familiares, apreciados estudiantes rescatemos el hábito de leer, regalemos libros, compartamos lecturas y cuentos con nuestros hijos, seamos coherentes, no pidamos a nuestros niños que lean mientras nosotros no lo hacemos, pero sobre todo ¡no sigamos castigando con la lectura!